Empezar a correr puede parecer una de esas metas que solo alcanzan los súper atletas, ¿verdad? Pero, ¿sabes qué? No es así. De hecho, yo me sentía así antes de salir a correr mi primera milla. Te cuento, estaba viendo televisión un domingo por la mañana (probablemente con algo de resaca, no te voy a engañar), y me dije: «Si esas personas pueden correr un maratón, ¿por qué no puedo yo correr unos minutitos?» Así que, si alguna vez has pensado en ponerte las zapatillas y salir a trotar, quédate conmigo, que te voy a contar cómo empezar sin morir en el intento.
Encuentra tu motivación personal
Lo primero que necesitas es una buena razón para empezar a correr, y no, no tiene que ser participar en las próximas Olimpiadas. ¿Quieres mejorar tu salud? ¿Reducir el estrés? A lo mejor, simplemente quieres salir de la casa y disfrutar de un poco de aire fresco. Sea lo que sea, asegúrate de que resuene contigo. Te cuento algo: mi motivación fue sencillamente querer despejar mi mente después de un día de trabajo, ya sabes, liberar tensiones y conectar con mi entorno de una manera distinta.
Establece metas realistas
¡No te lances directamente a correr un maratón! Te prometo que ni siquiera es necesario. La clave está en establecer metas pequeñas y alcanzables. Empieza con algo tan simple como correr durante cinco minutos, caminar uno, y repetir. Mira, hay días en que yo también me veo tentado a alargar el descanso. La clave es ser amable contigo mismo y mantener constantes esas pequeñas mejoras.
Equípate adecuadamente
Ahora bien, una de las mejores inversiones que puedes hacer es en un buen par de zapatillas para correr. ¿Alguna vez has intentado escatimar en esto y acabas dándote cuenta de que tus pies dicen otra cosa? Créeme, he pasado por esto. No olvides ropa cómoda; algo que te permita moverte con libertad y que no te cause problemas, ya sabes, esas etiquetas que te rozan justo cuando estás entrando en ritmo.
¡Conoce tu ritmo!
Una parte esencial para evitar lesiones y disfrutar del proceso es encontrar tu ritmo. No te compares con los demás; cada quien corre su carrera, ¿no? A veces me atrapaba tratando de seguir el ritmo de otros corredores más experimentados, y lo único que lograba era acabar agotadísimo y sin ganas de volver a salir. Anota esto: escucha a tu cuerpo, él sabe más que nadie lo que necesitas.
Descubre la diversión de correr
Correr no tiene que ser aburrido, de verdad te lo digo. Experimenta con diferentes rutas, escucha música que te motive, o incluso, busca un podcast interesante para acompañarte en el trayecto. Un amigo mío solía decir que su playlist hacía toda la diferencia; era como tener a su propio DJ animador durante la carrera. ¿Sabes por qué? Porque encontrar lo que te hace disfrutar de este tiempo contigo mismo marcará la diferencia.
¿Qué hago si la motivación baja?
Mira, no siempre vas a estar al cien por ciento motivado, y eso está bien. En esos días, solo sal a caminar; tal vez esa ligera brisa sea suficiente para reavivar tu ánimo. Podrías también recompensarte: tal vez un pequeño capricho después de una buena carrera o un día libre el fin de semana. Lo importante es no perder el hábito.
Conclusión: ¡Hazlo a tu manera!
La mejor parte de correr es que es personal. Tienes la oportunidad de descubrir fortalezas que ni siquiera sabías que tenías y superar las barreras a tu propio ritmo. ¿Te cuento la conclusión a la que llegué después de todo esto? Que correr es como la vida; a veces vas rápido, otras vas lento, pero lo importante es avanzar. Así que ponte las zapatillas, sal afuera, y a disfrutar del recorrido. ¡Nos vemos en la meta!