Desarrollar resiliencia ante los fracasos y superar obstáculos con estrategias prácticas
Cómo mantener una actitud resiliente ante los fracasos

¿Te ha pasado alguna vez que la vida te da un golpecito y sientes que todo se viene abajo? Sí, esos momentos en los que el trabajo, el amor, o cualquier otra cosa parecen complicarse. Bueno, estás en buena compañía. Todos hemos estado ahí. Justo aquí vengo a contarte un poco sobre cómo mantener esa actitud resiliente que tanto necesitamos a veces. Prepárate un cafecito y vamos a charlar un rato.

¿Qué es eso de la resiliencia?

Mira, lo de la resiliencia es un término que ha cogido fama últimamente, pero básicamente es esa capacidad de salir a flote cuando la marea está alta. ¿Sabes? Como cuando te resbalas en el parque y te levantas con una sonrisa. Más o menos así funciona. Pero ojo, que esto no significa que no nos afecte el fracaso. Solo que aprendemos a gestionar mejor esos momentos.

Un tiempito para digerir los fracasos

Primero te cuento algo que me pasó. Una vez, preparé una presentación para un cliente y justo antes de empezarla, ¡el archivo no quiso abrirse! Me quedé en blanco, fue un fiasco. Pero, ¿sabes qué? Me di un tiempo para asimilar el trago amargo. Porque sí, necesitamos procesar lo que pasó, y no pasa nada. Dale a tu corazón y a tu mente un respiro. La reflexión es clave, pero sin caer en la autocompasión.

La importancia de nuestras red de seguridad

Contar con amigos, familia, o esa persona especial a quien le mandas memes todos los días, puede marcar la diferencia. Piensa en ellos como tus salvavidas. A veces, hablar sobre lo que nos sucede alivia más que un chocolate caliente. ¡Rodéate de buena gente!

Acción, acción y más acción

Vale, ahora que has digerido tu fiasco y has hablado con tu gente, es momento de moverse. La acción es lo que te saca del hoyo. ¿Te acuerdas de esa vez que intentaste patinar por primera vez y terminaste en el suelo? Si te quedas sentado, nunca vas a aprender. Lo mismo pasa en la vida: hay que levantarse y dar el siguiente paso.

  • Identifica lo que salió mal.
  • Crea un plan de mejora.
  • Ponte un objetivo pequeño y hazlo ya.

¡La perspectiva lo cambia todo!

Una vez me dijeron que los fracasos son oportunidades de aprendizaje disfrazadas. ¿Suena raro, verdad? Pero, si lo piensas, muchas cosas buenas nacen de un error. Así que, cuando estés en medio del caos, piensa en lo que puedes aprender de ello. A veces, solo necesitamos cambiar el ángulo desde el que miramos nuestros problemas para ver la luz al final del túnel.

Un poco de cuidado personal nunca viene mal

No quiero sonar a libro de autoayuda, pero un ratito para ti es medicina pura. Algo que a mí me ayuda mucho es salir a caminar mientras escucho mi playlist favorita. Encuentra esa pequeña cosa que haces solo para ti y verás cómo cambia tu estado de ánimo.

La resiliencia también se entrena

¿Sabes por qué los músculos crecen? Porque los entrenamos. Lo mismo pasa con nuestra capacidad para recuperarnos de los fracasos. Hay que practicar. Así que la próxima vez que te sientas caer, recuerda que estás fortaleciendo tu resiliencia.

Reflexiona y sigue adelante

Ahora que hemos charlado sobre cómo afrontar el fracaso de manera resiliente, quiero que te quedes con algo: nunca estamos solos en esto. Comparte tus experiencias con otros y sigue aprendiendo de cada caída. No somos invencibles, pero tenemos el poder de transformarnos, formular nuevas estrategias, y crecer. Siempre adelante, amigo.