¡Hola! ¿Cómo va todo? Espero que bien, pero si estás por aquí, supongo que tal vez necesitas un respiro, ¿verdad? No te preocupes, todos hemos estado ahí. A veces el estrés nos agarra y no nos suelta fácil. Pero, ¿sabes qué? Aquí estoy para compartirte unas cuantas técnicas rapiditas, de esas que te ayudarán a relajarte en tiempo récord. ¡Vamos allá, que esto va a ser útil!
Mira, respira profundo
¿Alguna vez has notado cómo respiras cuando estás estresado? Solemos respirar rápido y superficialmente. Resulta que una de las formas más eficaces de calmar nuestro cuerpo es, simple y llanamente, respirando profundamente. Te cuento, cada vez que las cosas se ponen intensas en mi vida, me tomo un momento para inhalar por la nariz, aguantar un par de segundos, y exhalar despacito por la boca. Hazlo tres o cuatro veces, y ya verás cómo cambia la cosa.
Muévete un poquito… vamos, ¡no seas perezoso!
Otra técnica que me funciona de maravilla es moverme. Cuando estuve en uno de mis trabajos más estresantes, durante los recesos, salía a caminar alrededor de la oficina. Una vuelta pequeña, nada de maratones, y eso ya me ayudaba a despejar la cabeza. Puedes hacer algo tan simple como estirarte, bailar un poco con tu canción favorita, o dar un breve paseo. El punto es activar tu cuerpo para que libere endorfinas, esas amiguitas que nos ponen de buen humor.
La magia del agua fría
¿Sabes qué pasa cuando mojas tu cara con agua fría? Tu sistema nervioso piensa que estás por echarte un chapuzón en el mar. Sí, suena loco, pero esto activa algo llamado el «reflejo del buceo», que ayuda a bajar tu ritmo cardíaco. Cuando lo escuché por primera vez, pensé que era un cuento. Luego lo probé, y oye, funciona de maravilla. Además, ese refresquito extra te deja más despierto que un café. Pruébalo la próxima vez que te sientas sobrepasado.
¡Dibuja, pinta, haz garabatos!
Tal vez no seas un Picasso, y eso está bien. Aquí lo que importa es dejar que tu creatividad fluya, sin juicios. Coge un papel y un lápiz y ponte a dibujar lo que te venga a la mente. Te cuento algo: durante un proyecto que me dejó agotado, compré un libro de colorear para adultos y me aficioné a pintarrajear cada noche. Te sorprendería lo terapéutico que es hacer garabatos incluso sin que tengan sentido alguno.
Haz una lista de gratitud
Pasamos tanto tiempo preocupándonos que olvidamos lo bueno de la vida. ¿Te ha pasado? Yo suelo sentarme con una taza de té y escribir tres cosas por las que estoy agradecido. A veces son grandes como mi familia, otras algo tan simple como el olor del café por la mañana. Tener presente lo bueno que tenemos cambia el foco de nuestro cerebro, nos ayuda a ser un poco más positivos y menos estresados.
- Respira profundamente para calmarte rápido.
- Mueve tu cuerpo y libera endorfinas.
- Moja tu cara con agua fría para activar el «reflejo del buceo».
- Suéltate a dibujar o garabatear, sin miedo.
- Recuerda practicar el agradecimiento para cambiar de enfoque.
Por último, crea una mini meditación
¿Quién tiene tiempo para una hora de meditación diaria? Si lo tienes, genial, pero si no, no pasa nada. Puedes crear tu propia mini meditación. Simplemente, siéntate en un lugar cómodo, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración por un par de minutos. Por cierto, la meditación no es solo para los gurús; cualquiera puede beneficiarse de ese minuto de paz en mente y cuerpo.
Espero que estas técnicas te sean útiles. La vida puede ser un poco loca, pero con un poco de práctica, seguro que encuentras maneras de ponerle freno al estrés. Y recuerda, la próxima vez que te encuentres en medio de una tormenta de nervios, tienes un montón de herramientas para hacerle frente y volver a tomar el control. ¡Cuídate mucho!